11/19   Un whisky en rocas glaciares

28/08/2012  By

Originalmente publicado en el Diario de Yucatán, Imagen-Calidad de vida. 28/08/2011

 

Crónica de un viaje

Se inicia un día más de aventura. Desde temprano suena el aviso para despertar en los altavoces de cada cabina. Posteriormente, la invitación a desayunar. Una vez terminado el desayuno empezamos con los preparativos para la expedición: desde el equipo a llevar, cámaras fotográficas, vídeo, posicionador geográfico o GPS, guantes, etcétera, todo en la mochila. Luego la vestimenta: la ropa interior, luego la térmica, la ropa exterior que incluye un pantalón largo impermeable, una playera de manga larga, luego la parka o abrigo grueso e impermeable, el gorro para proteger del frío las orejas, y por último la aplicación de bloqueador solar en la cara.

El Sol es muy intenso y los rayos directos a la piel la quema. Momento antes de subir al zódiac se pasa a otra área para los ajustes finales: ponerse las botas de hule y el chaleco salvavidas.

 

Aquí cambiando los zapatos normales que se usan abordo del barco, por unas botas de hule, como uno de los últimos pasos del ritual para el desembarque.

Una vez listo se pasa al área exterior, donde está la escalera para bajar a nivel del mar y subir al zódiac. Antes de pasar a dicha escalera, un miembro del equipo de los que tienen a su cargo la expedición registra la salida de cada pasajero. Al regreso se vuelve a registrar para tener el control de quiénes aún no han regresado.

Hoy sábado amaneció con muy pocas nubes, lo que ayudó a tener vistas espectaculares. Empezamos con el desembarco en Danmarkoya o Isla Denmark.

 

Esperando turno para desembarcar.

Nuevamente los paisajes son el atractivo del momento. La caminata es de intensidad media, pero implica el ascenso de algunas formaciones rocosas. Habremos subido hasta unos 50 metros de altura. Una vez arriba, las vistas son únicas.

 

Entre las montañas se observan los glaciares con gruesas capas de hielo. El fiordo no deja de tener témpanos de hielo. Los glaciares, al deslizarse y llegar al agua, se van cayendo en inmensos bloques de hielo que pasan a ser icebergs y con el tiempo se alejan flotando mar adentro.

 

 

Témpanos de hielo

Por la tarde tuvimos la segunda expedición del día, en Hall Brending. Fue a bordo de los zódiacs. Recorrimos amplia zona del cuerpo agua y desde aquí pudimos observar de cerca un glaciar. En esta ocasión los icebergs fueron el atractivo. Una vez más, sus diversas formas caprichosas nos hacen volar la imaginación, buscándole parecidos con las cosas del día a día. Vimos uno que tenía forma de la Opera House de Sídney.

También pudimos ver en vuelo varios charranes árticos.

 

Gaviotín ártico

El recorrido fue de más o menos dos horas. El guía que nos acompañaba y guiaba el zódiac se acercó y tomó del agua un pedazo de hielo totalmente transparente y sólido. Al ponerlo frente a los rayos del Sol parecía un diamante gigante. Lo tuve en mis manos y me sorprendió que, a pesar de sus dimensiones, su peso era liviano. Por la noche nos servirán unos whiskys en las rocas, servidos con ese hielo milenario.

 

Trozo de hielo ártico

Las agradables experiencias se siguen sumando. El silencio existente permite escuchar eventos lejanos. Los únicos sonidos que se escuchan cuando dejamos de hablar y apagan los motores son los cracs que hacen los témpanos de hielo al romperse y el sonido de las escasas aves marinas que he podido ver. Se espera que por la madrugada estemos pasando nuevamente frente a Ittoqqortoormiit para salir nuevamente a mar abierto para dirigirnos hacia el Norte y realizar más expediciones en la costa este de Groenlandia.-

Humberto Sánchez Baquedano

Categorías: Ártico

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