3/19 Islandia, paraíso con entrañas de fuego
Originalmente publicado en el Diario de Yucatán, Imagen-Calidad de vida. 20/08/2011
Crónica de un viaje
El contador público meridano Humberto Sánchez Baquedano va en camino al Polo Norte, trayecto que comparte con el Diario
Por fin llegué a Reykjavik. El aeropuerto internacional está a casi una hora de la ciudad en autobús, en Keflavik. Apenas pude dejar las maletas, empecé a caminar por la ciudad. Mi hotel está céntrico, y está a pocas cuadras de las principales calles. Algo que llama de inmediato la atención es la Iglesia de Hallgrímskirkja. Imponente edificio por su altura.
Iglesia de Hallgrímskirkja, Reykjavik Islandia
Aquí se habla idioma islandés, y todas las palabras son complicadas de escribir para los que no estamos acostumbrados. Escuchando parece que es alemán, pero nada que ver.
Oscureció pasadas las 10 de la noche. Caminé por las calles Skólavörðustigur y Laugavegur, llenas de tiendas y restaurantes. Hoy (por ayer) por la mañana, tomé un tour de observación de puffins, un ave marina pequeña, de plumaje blanco y negro, pero que tiene un pico amplio con franjas de varios colores. La temporada para observarlos está por terminar, pero ya su población está muy escasa porque inició su migración. Pero alcancé a ver algunas. Peor nada que eso. Pude fotografiarlas y tomar vídeo.
Un Atlantic puffin o frailecillo, con su comida, captada en esta navegación
Estas aves se encuentran en unas islas que están frente al puerto. Es necesario ir en barco. En el trayecto pude observar otras aves y otra perspectiva de la ciudad y puerto. Otro edificio imponente es el Harpa Music Hall, de forma cúbica, cubierto de cristales verde oscuro.
Harpa Music Hall, Reykjavik, Islandia
Al bajarme del barco, ya era mediodía. Entré por el centro, y encontré un restaurante denominado Tabasco Bar & Grill, en la que ofrecían comida mexicana, desde quesadillas hasta nachos y también comida típica del país que visito. Opté por esta última, para dar fe de su gastronomía. Fue “Djúpsteikt ýsa” lo que eran tiras de pescado empanizado, papas a la francesa y ensalada de lechuga y chile dulce y catsup. Estuvo delicioso.
Al terminar caminé la calle Tjarnargata, hasta llegar a un lago llamado Tjörmin, en la cual había abundantes aves de todos tamaños, entre ellos palomas, cisnes, patos, gaviotas, etc. Se contaban varios cientos de aves, que daban espectáculo de pelea, cuando niños aventaban pedazos de pan para que comieran.
Una de las aves captadas en el lago llamado Tjörmin, Reykjavik, Islandia
Otra de las aves captadas en el lago llamado Tjörmin, Reykjavik, Islandia
Otra de las aves captadas en pleno vuelo en el lago llamado Tjörmin, Reykjavik, Islandia
Seguí caminando hasta regresar al hotel, para descargar la mochila y dirigirme al famoso balneario de aguas termales Blue Lagoon. Desde antes de llegar se advierte el lugar al observarse fumarolas de vapor de decenas de metros de altura, propia el agua que ha sido calentada por los volcanes cercanos.
Aguas termales en Blue Lagoon, Islandia
Laguna de aguas termales en Blue Lagoon, Islandia
Recordarán que el año pasado hizo erupción el volcán Eyjafjallajökull, ubicado al sur de la isla, causando estragos a locales y a la aviación mundial por efecto de las cenizas.
Laguna de aguas termales en Blue Lagoon, Islandia
Estuve en el agua más de una hora. El agua estaba caliente, que contrastaba con el frío exterior. El vapor flota en el aire y se respira. Este lugar está rumbo al aeropuerto. Aproveché el tiempo del trayecto en autobús para redactar esta crónica. Estoy cansado ya. Pero aún van a dar las 8 p.m. y el sol aún estará un buen rato sobre nosotros.
Reykjavik, Islandia, a 19 de agosto de 2011.- Humberto Sánchez Baquedano
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